viernes, 17 de abril de 2009

El 4º poder

Muchas veces en mi blog me he descargado contra los periodistas de este país, la Argentina; o más bien, el culo del mundo. Creo que mediante esas descargas bastante espontáneas de descontento, bronca, disgusto, etc. me he dado cuenta, o mejor dicho, he tomado total consciencia de lo corrompida que está todo el mundo del periodismo. Es algo que ya sabía, pero al escribir contra estos tipos, lejos de sentirme aliviado, ha ido creciendo el odio que siento para con sus distorsionados títulos, sus programas "serios", sus alertas que desatan pánicos, su inescrupulosidad a la hora de tratar con la gente y su forma de manipular su mente. Definitivamente, el periodismo es el cuarto poder. Detrás de la cara de hombre serio y responsable de Andino se esconde un cobarde que negocia con los sentimientos de las personas, vende seguridad como si se tratase de un comercial de electrodomésticos berretas o mágicas técnicas para adelgazar (véase "Vida blindada"). Todo se ha vuelto demasiado comercial, el mundo se convierte en un gran supermercado con propagandas montadas en todos lados, alimentadas por la gran farsa que montan los comerciantes a través de los medios de comunicación, ofreciéndonos una solución descartable a problemas que pertenecen a la ficción que han creado. Las universidades se han convertido en fábricas de cobardes egoístas que, con título en mano, salen creyéndose los exitosos de la vida, entregándose como los protagonistas de este gran show, dando la cara de simpáticos para mentirnos y asegurarle un mundo de lujuria eterna para sus dueños. Porque estos idiotas deben saber que sólo son una extensión más de la propiedad de los millonarios que son incapaces de diferenciare a una persona de una roca, para ellos sólo hay algo importante: que les pertenezca.
Entonces, tenemos nuestro gran shopping armado. Tenemos la fábrica que moldea los cerebros de los que nos venderán problemas y soluciones, los aparatos que nos conectan con estos desalmados y los dueños de toda esta pantomima que recogen los beneficios de su centro comercial.
Habiendo ajusticiado a estos hombres, paso a declarar mi enorme admiración por dos hombres a los que considero los únicos verdaderos periodistas en este país, si es que ser periodista implica lo contrario a lo que he descrito anteriormente.
El primero es el señor Rodolfo Walsh, es un ejemplo de lo que estos auto-denominados periodistas no deben hacer. Una gran demostración de coraje y valentía, denunció siempre los crímenes de los gobiernos de aquel entonces, militares por cierto; publicando libros y artículos que relatan con increíbles detalles los atroces hechos que ocultaban los medios en esos tiempos. De más está decir que fue desaparecido durante la dictadura de Videla. Creo importante destacar cómo primó la lealtad a sí mismo y su pasión por investigar por sobre el interés por el dinero y el miedo a la represalia, que en aquel entonces era la muerte.
Nuestro segundo verdadero periodista es Enrique Symns, un hombre con mucha menor fama en comparación con el primero, pero seguro será recordado y reconocido por otras generaciones, como ha ocurrido con infinidad de personajes. Symns no tiene estudios universitarios, es mas bien autodidacta; y es un ejemplo real de la farsa universitaria de profesionalizar un oficio que no es para cualquier gil. Bajo el lema de "que si querés saber lo que es un loco vas y lo entrevistás a él, no al médico que lo atiende", es el ejemplo más claro de otro elemento faltante en el periodismo actual. Se trata del hecho de mostrar la realidad tal cual como es, viviéndola, padeciéndola; y no de la distorsión de la misma con los fines que ya nombré antes. Hecho que también nos demuestra una gran lealtad a sí mismo.

Sé que he denunciado en una forma incompleta a esta injusticia, porque no alteraré el curso del mundo con estas palabras, pero es mucho mejor que mantenerse callado; y al menos las compartiré con los pocos que las lean. Y eso ya es algo. También espero haberle rendido un digno homenaje a dos personajes que nos mostraron algo de luz dentro de un mundo nefasto. Como conclusión, si estabas bañado en repelente para combatir la invasión del dengue, sos un boludazo y no hay nada mejor que terminar tanto texto con un poco de humor.

2 comentarios:

Juan Carlos López dijo...

Se hace necesaria la denuncia, porque, efectivamente, los medios informativos o, mejor, conformativos, son una máscara del poder.

No conozco a Enrique Symns; pero sí puedo decir que Rebelión publica de cuando en cuando cosas de Walsh, cuya lectura es más que recomendable.

solsiyonka dijo...

Sí que lo es realmente.

Symns no es muy conocido ni difundido ni acá en argentina, la mayoría de sus publicaciones se encuentran en manos de coleccionistas que por suerte las conservaron, sólo las nuevas pueden encontarse. Pero ya verás, no seria de extrañar que en otras generaciones se hable mucho más de él, suele pasar esto sobre todo en el mundo de la literatura.